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Luces , cámara , resistencia!

Actualizado: 10 mar



Hacer cine independiente en Colombia es un acto de resistencia. Cada película que nace fuera de los circuitos comerciales enfrenta un camino lleno de obstáculos, donde el financiamiento es un desafío constante.


El sistema impone una ruta: postularse a convocatorias, competir por fondos, esperar resultados y, si no se consigue apoyo, archivar el proyecto con la etiqueta "pendiente de financiación" . O peor aún, asumir que sin dinero la película no puede existir. Pero Cristina Vive nunca ha seguido ese camino.


Desde el principio, esta película ha adoptado la misma actitud que tenía Cristina Bautista Gobernadora del cabildo NASA de Tacueyo, en Toribio, al norte del Cauca: avanzar a pesar de todo. Conocí a Cristina en la Universidad del Valle, y desde entonces supe que era una mujer de determinación inquebrantable. Cuando no había dinero para el transporte, se caminaba. Cuando hacía falta invertir, lo hacía de su propio bolsillo. Sus sueños nunca fueron pequeños, así que el dinero nunca fue suficiente, pero eso jamás la detuvo. Esa es la esencia de Cristina Vive : una película que avanza sin pedir permiso.


Hemos participado en convocatorias, sí, pero sin depender de ellas. Hasta ahora, no hemos ganado ningún fondo, y aún así, aquí estamos, en marcha. Porque el cine, como la lucha social, no se hace solo con dinero: se hace con compromiso, con aliados, con la convicción de que hay historias que necesitan ser contadas.


A lo largo del camino, amigos, instituciones y talentos han sumado su apoyo. Personas que creen en el legado de Cristina han brindado su tiempo, su conocimiento y su logística para hacer posible esta película. Instituciones como el SENA y el CRIC han aportado en formación y logistica, no para dictar cómo debe contarse la historia, sino con la confianza de que la película, tal como se cuente, será lo que se necesita. Porque Cristina Vive no es una película tradicional. No responde a las estructuras de la industria ni a las exigencias del mercado. Es una historia libre, hecha a pulso. Una película rebelde.


Pero cuando digo “rebelde”, no hablo de una simple actitud de desafío. Me refiero a una rebeldía que se niega a aceptar que sin dinero no se puede hacer cine. Una rebeldía que resiste y que, en su resistencia, encuentra caminos alternativos. Porque las historias que trascienden no las determina el dinero. Sí, el dinero ayuda, y mucho. Y si me preguntas, claro que lo necesitamos. Pero en este proceso, el dinero está al servicio de la historia, no la historia al servicio del dinero. Aquí no sacrificamos la esencia por facturar ni acomodamos el mensaje para justificar un presupuesto.


Esta película es un acto de memoria y de resistencia. Porque Cristina no está sola: su historia se une a la de muchos otros líderes y líderesas asesinados, pero cuyo legado sigue vivo. A través de esta película, sus voces nos siguen acompañando. Siguen caminando con sus pueblos, en medio del dolor, en medio del conflicto. Y eso es lo que hace que esta historia tenga que contarse. Con o sin apoyo. Con o sin presupuesto. Porque hay luchas que no pueden quedar en el olvido. Porque hacer cine —o al menos este cine— es ser fiel a la historia que se quiere contar: mantenerla pura y rebelde, sincera y determinante, fuerte y con amor por el otro, en pro de las comunidades.

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La película documental Cristina Vive está en su etapa final.

Estamos en postproducción y este año tendremos su estreno.

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